Todo comenzó en 2011, cuando me di cuenta de que algo faltaba en mi vida. Tenía un buen trabajo y todas las cosas materiales, pero no era suficiente. Mi voz interior me decía: “¿Esto es todo lo que hay? ¿Así será mi vida a partir de ahora? Debe haber algo más...”. Pensé que si había otra forma de vivir en la que fuera más feliz y me sintiera realizada, iría a por ella. Ahí empezó mi viaje.

Me había formado profesionalmente en Arquitectura Técnica y llevaba años trabajando en el sector. Viajé a la ciudad de Nueva York de vacaciones ese verano, en 2011, a una ciudad que amaba desde que era niña. Cuando regresé a casa, la idea de vivir en Nueva York estaba siempre presente en mi mente. Pasó tiempo, hasta que finalmente escuché mi voz interior y di un salto de fe. Dejé todo atrás en España para comenzar una nueva vida en Nueva York. Conocí a personas maravillosas que me guiaron en el camino y encontré un buen trabajo de mi profesión. Esto marcó el inicio de un nuevo capítulo para mí. Estoy convencida de que la práctica de meditación me guió en este viaje.

Una vez ya instalada en Nueva York, mi interés en el desarrollo personal y la autorrealización comenzó a crecer. Pasaba todo mi tiempo libre aprendiendo más sobre ello a través de diferentes maestros, técnicas, prácticas y programas de formación que parecían estar perfectamente conectados y fueron apareciendo uno tras otro. La satisfacción y la felicidad que me trajo este camino me hicieron darme cuenta de que necesitaba tomar una decisión. Decidí dejar mi carrera a un lado y dedicarme plenamente a servir a los demás compartiendo los conocimientos, prácticas y técnicas que había aprendido.

Siento que lo mejor que puedo hacer en mi vida es dedicar toda mi energía a inspirar a otros a conectarse con quiénes realmente son, expandir su conciencia y vivir su vida más auténtica.

Si has leído hasta aquí, te doy las gracias. Espero que esto sea solo el principio de nuestra relación.